En la zona maya de México y sobre todo en la península de Yucatán, el mes de octubre trae consigo una celebración profundamente arraigada a esta gran cultura: el Hanal Pixán.
Esta festividad, que combina elementos prehispánicos y católicos, es una manera conmovedora de honrar y recordar a los seres queridos fallecidos. Es un ritual que une a las familias en esta temporada, se prepara juntos la comida típica que se pone como ofrenda en el altar, para deleite de los familiares y amigos difuntos que durante estos días regresan de visita desde el inframundo a este plano terrenal.
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Significado y origen maya de Hanal Pixán
Traducido al español como «Comida de las Ánimas».
Para los mayas prehispánicos, la vida humana estaba constituida por el Pixan, regalo que los dioses entregaban al hombre desde el momento en que era engendrado; este fluido vital determinaba el vigor y la energía del individuo, era una fuerza que condicionaba la conducta de cada persona y las características de su vida futura. El elemento que viajaría al inframundo al sobrevenir la muerte física.
En la cosmogonía maya prehispánica al abandonar el cuerpo sin vida el alma emprende un viaje a otro plano. Para ellos el mundo de los vivos, el de los muertos y el de los dioses, estaban unidos por caminos en forma de serpientes fantásticas por donde transitaban las ánimas o “pixanes”.
Estos lazos eran fervorosamente mantenidos mediante ritos propiciatorios, rezos y plegarias ya que estos orientaban a los difuntos hasta el cielo correspondiente, y eran también el camino de retorno desde su lugar junto a los dioses hasta su renacimiento que encontraban en el vientre de las mujeres embarazadas.
Hanal Pixán, día a día
A diferencia de otros lugares de México, el Hanal Pixán se celebra durante 3 días que son: el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, cada uno con sus particularidades.
31 de octubre: U janal paalalo’obo’
Traducido al español significa algo así como la comida de los niños. En este día se recuerda a las infancias. Hay quienes acostumbran a utilizar manteles bordados y velas de colores para resaltar la alegría y el ánimo de los niños. También se colocan juguetes, chocolate, dulces y galletas, así como otros objetos o comida que el niño disfrutaba.
1 de noviembre: U janal nojoch máako’ob
Se podría traducir como el platillo de las personas adultas. El segundo día de esta celebración está dedicado a las personas adultas. A diferencia del altar de las infancias, el mantel de este día es blanco. Pueden incluirse bebidas alcohólicas, cigarros y objetos del trabajo que la persona realizaba. Las velas de este día son de color oscuro.
2 de noviembre: U janal pixano’ob
En español, comida de los espíritus. Este día se recuerdan a todos los fieles difuntos, incluyendo a las ánimas solas. Se acostumbra a ir al cementerio a arreglar las tumbas de los fallecidos.
El altar del Hanal Pixán
Si bien en otros lados del país el altar se caracteriza por sus colores, en la península de Yucatán el mantel es de color blanco, negro o bordado. También puede estar hecho con hojas de plátano. Sobre una o varias mesas se colocan diferentes platillos que se ofrecen a las ánimas para que se alimenten de su esencia, pueden ser pib, relleno negro, tamales, pibinales, frutas de temporada, dulces, pepitas o cualquier otro alimento que la persona fallecida disfrutara en vida.
Otros elementos que conforman el altar son la fotografías de los difuntos, velas, jícaras, incienso, la cruz verde, rosarios y flores como amor seco y xpujuk (flor de cempasúchil).
El Hanal Pixán no es solo una festividad religiosa, sino una expresión de amor y respeto por los antepasados y una forma de mantener viva la memoria de quienes nos precedieron. También es una oportunidad para preservar las tradiciones culinarias de la cultura y la región.
Es una celebración única heredada de la cultura maya que combina la espiritualidad, la comida y la comunidad. Es un recordatorio de la importancia de honrar a nuestros seres queridos y mantener viva nuestra herencia viva.
Al participar en esta tradición, los viajeros pueden experimentar de cerca la belleza de esta festividad que conecta el pasado y el presente en un abrazo cálido y amoroso.